Estás utilizando un navegador desactualizado. Puede que no muestre este u otros sitios web correctamente Deberías actualizar o utilizar un navegador alternativo.
1. ¿Qué enseña el calvinismo con la elección incondicional?
La llamada "U" de la sigla TULIP corresponde a la doctrina de la elección incondicional, que enseña que Dios, desde la eternidad, ha elegido soberanamente a ciertas personas para salvación sin ninguna condición previa, respuesta humana, fe prevista o acción meritoria.
Según esta doctrina:
La elección no se basa en ninguna cualidad en el hombre.
Dios elige a algunos para vida eterna y deja a otros en su estado de condenación (lo que implica una doble predestinación).
La decisión de Dios es totalmente independiente de lo que el hombre haga o crea.
Es una enseñanza que fluye naturalmente de la doctrina previa de la depravación total: si el hombre está absolutamente incapacitado, entonces solo queda que Dios elija sin condición.
El objetivo de la elección incondicional es afirmar la soberanía absoluta de Dios en la salvación.
Al no poder el hombre contribuir en nada, ni siquiera creer por sí mismo, Dios debe ser quien decida todo: quiénes serán salvos y quiénes no, desde antes de la fundación del mundo.
De este modo:
a) Transforma el amor de Dios en selectivo y arbitrario
Si Dios puede salvar a todos, pero elige salvar solo a algunos sin motivo aparente ni revelado, se vuelve parcial en su amor y justicia. Esto contradice pasajes como:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo..." (Juan 3:16) "Dios quiere que todos los hombres sean salvos..." (1 Timoteo 2:4)
Si la elección está decretada antes de nacer y no depende de la fe, entonces ninguna acción humana tiene peso eterno.
Sin embargo, la Escritura llama a la decisión personal:
"El que creyere será salvo... el que no creyere será condenado" (Marcos 16:16)
4. La elección según las Escrituras: en Cristo, por fe
La Biblia sí habla de elección, pero:
La elección es en Cristo: "según nos escogó en él antes de la fundación del mundo" (Efesios 1:4).
La elección es para propósitos y frutos, no para excluir a otros: "os he escogido... para que vayáis y llevéis fruto" (Juan 15:16).
La elección responde a la fe, como se ve en Romanos 11:5–7: "un remanente escogido por gracia... porque no buscaron la justicia por la fe".
La elección, por tanto, no es un decreto arbitrario, sino un acto basado en la unión con Cristo, y la fe es el medio de acceso a esa unión (Gálatas 3:26–28).
La elección incondicional del calvinismo redefine la justicia, el amor y el evangelio bajo una soberanía absoluta pero carente de equidad, de universalidad y de coherencia escritural.
La Escritura revela que Dios eligió a Cristo, el nuevo hombre, y que en él elige a todos los que creen, para formar parte de una nueva humanidad, nacida no de carne ni de sangre, sino de Dios (Juan 1:13).
La elección es real, pero en Cristo, no fuera de él.