Dos términos que a primera vista pueden parecer sinónimos, pero que revelan diferencias teológicas esenciales cuando hablamos de la Persona de Cristo y de la antropología bíblica.
1. Definiciones Básicas
Encarnar
Implica que un ser espiritual (por ejemplo, un ángel o un alma preexistente) entra o “se introduce” en un cuerpo ya creado.
Sugiere la existencia previa de dos realidades: un sujeto espiritual separado y un cuerpo material que lo recibe.
Ejemplo extra‑bíblico: en algunos mitos o doctrinas, un dios “posee” o habita un cuerpo humano.
Venir en carne / hacerse carne
Implica que la “sustancia” del ser espiritual se transforma o se hace plenamente humana.
No hay cuerpo preexistente al que el sujeto espiritual “entre”: el Verbo se convierte Él mismo en carne (Juan 1:14: “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”).
El Verbo asume la forma humana: espíritu, alma y cuerpo en su totalidad, sin que exista antes un cuerpo autónomo.
2. Implicaciones Teológicas
Juan 1:14
“Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros…”
– No “entró” en un cuerpo, sino que Él mismo llegó a ser carne.
Hebreos 10:5 (Salmo 40:6‑8)
“Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me formaste un cuerpo, para que se haga tu voluntad…”
– Dios prepara ese cuerpo.
Lucas 24:39
“Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.”
– Jesús distingue su naturaleza humana —carne y huesos— de la de un “espíritu”.
4. Conclusión
“Encarnar” conlleva la idea de un sujeto espiritual habitante que se une a un cuerpo ajeno.
“Venir en carne” (o “hacerse carne”) revela otra cosa: el Verbo de Dios se convierte Él mismo en un ser humano completo.
Esta distinción protege la enseñanza bíblica de la única y plena venida en carne de Cristo: no un alma que vistiera piel humana, sino el Verbo, verdadero Dios, viniendo al mundo como verdadero hombre.
1. Definiciones Básicas
Encarnar
Implica que un ser espiritual (por ejemplo, un ángel o un alma preexistente) entra o “se introduce” en un cuerpo ya creado.
Sugiere la existencia previa de dos realidades: un sujeto espiritual separado y un cuerpo material que lo recibe.
Ejemplo extra‑bíblico: en algunos mitos o doctrinas, un dios “posee” o habita un cuerpo humano.
Venir en carne / hacerse carne
Implica que la “sustancia” del ser espiritual se transforma o se hace plenamente humana.
No hay cuerpo preexistente al que el sujeto espiritual “entre”: el Verbo se convierte Él mismo en carne (Juan 1:14: “Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”).
El Verbo asume la forma humana: espíritu, alma y cuerpo en su totalidad, sin que exista antes un cuerpo autónomo.
2. Implicaciones Teológicas
Juan 1:14
“Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros…”
– No “entró” en un cuerpo, sino que Él mismo llegó a ser carne.
Hebreos 10:5 (Salmo 40:6‑8)
“Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me formaste un cuerpo, para que se haga tu voluntad…”
– Dios prepara ese cuerpo.
Lucas 24:39
“Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.”
– Jesús distingue su naturaleza humana —carne y huesos— de la de un “espíritu”.
4. Conclusión
“Encarnar” conlleva la idea de un sujeto espiritual habitante que se une a un cuerpo ajeno.
“Venir en carne” (o “hacerse carne”) revela otra cosa: el Verbo de Dios se convierte Él mismo en un ser humano completo.
Esta distinción protege la enseñanza bíblica de la única y plena venida en carne de Cristo: no un alma que vistiera piel humana, sino el Verbo, verdadero Dios, viniendo al mundo como verdadero hombre.