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¿Padres de qué iglesia?

Muchos llaman "Padres de la Iglesia" a una serie de teólogos, apologetas y obispos de los siglos II al V d.C., como Ignacio de Antioquía, Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes, Agustín, entre otros. Pero esta designación encierra una afirmación implícita: que ellos fueron los constructores doctrinales y espirituales de la iglesia cristiana.
¿Es esto correcto? ¿Son realmente padres de la Iglesia que fundó Jesucristo? ¿O son padres de otro sistema religioso que, aunque lleva el nombre de "iglesia", se apartó del Evangelio original?

1. La Iglesia ya tenía su fundamento

"Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo." (Efesios 2:20)
La verdadera Iglesia tiene un solo fundamento doctrinal: Jesucristo y los apóstoles que él mismo constituyó.
Todo lo que fue revelado después que ellos murieron debe ser evaluado a la luz de lo que ya había sido establecido.
Los llamados "Padres de la Iglesia" no fueron apóstoles, ni profetas, ni testigos directos de la resurrección y por lo tanto, no pueden ser fundadores ni pilar doctrinal del verdadero cuerpo de Cristo.

2. Su iglesia fue otra: una fusión de filosofía y fe

Muchos de estos "padres" estaban profundamente influidos por la filosofía griega:
  • Orígenes mezcló el cristianismo con el neoplatonismo.
  • Agustín bebió de las fuentes de Platón y Manes.
  • Justino Mártir y otros usaron métodos alegóricos para adaptar la Biblia a las ideas filosóficas.
Esto generó un cristianismo que deformó la enseñanza original y dio origen a doctrinas extrañas a la Escritura:
  • La transubstanciación, basada en categorías aristotélicas.
  • La unión hipostática, que mezcla la naturaleza divina y humana según definiciones filosóficas.
  • La veneración de María y los santos, ausente del Nuevo Testamento.
  • El uso del sacerdocio mediador humano, cuando la Escritura afirma que «uno solo es nuestro mediador» (1 Timoteo 2:5).

3. El modelo de iglesia que engendraron

A través de sus enseñanzas y sistemas jerárquicos, estos padres ayudaron a construir una iglesia institucional, de corte imperial, centralizada, jerárquica, ritualista y alejada del modelo apostólico:
  • Sustituyeron la congregación de hermanos iguales por una estructura episcopal vertical.
  • Sustituyeron el evangelio puro por dogmas definidos por concilios.
  • Introdujeron ritos paganos, imágenes, templos, y una casta sacerdotal.

No fueron padres de la iglesia de los redimidos, sino de un sistema paralelo, un injerto institucional que persiguió a los verdaderos creyentes.

4. La iglesia verdadera no tiene padres humanos

"No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos." (Mateo 23:9)
Jesucristo prohíbe expresamente el uso del título de "padre" en el sentido espiritual institucionalizado.
La Iglesia solo tiene un Padre: Dios. Y su fundamento doctrinal son las Escrituras inspiradas.
La costumbre de llamar "padres" a estos hombres es parte de una teología de sustitución, que reemplaza la guía del Espíritu y la Escritura por el peso de la tradición eclesiástica.

5. Los verdaderos padres de la fe

"Por la fe habitó como extranjero... porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos..." (Hebreos 11)
  • Abraham, Moisés, Samuel, David, los profetas y los apóstoles son nuestros verdaderos padres espirituales.
  • Ellos hablaron por el Espíritu Santo y recibieron revelación directa de Dios.
  • Sus palabras fueron selladas en la Escritura como inspiradas.
Los otros, aunque puedan haber tenido buenas intenciones o aportes parciales, no son fundamento, ni columna, ni autoridad doctrinal.

Conclusión

Los mal llamados "Padres de la Iglesia" no lo fueron en realidad.
Fueron padres de una iglesia distinta, construida con mezcla de tradición, filosofía, y estructuras humanas.
La verdadera Iglesia es espiritual, guiada por la Palabra y por el Espíritu de Cristo, no por tradiciones humanas ni por sistemas jerárquicos heredados del Imperio.

Volvamos al fundamento de los apóstoles. Volvamos al Verbo hecho carne. Volvamos a la verdad revelada.
 
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