El Evangelio no propone reformar al viejo hombre, ni mejorarlo, ni restaurarlo.
Lo que propone es sustituirlo totalmente, mediante una muerte real y una nueva creación.
No se trata de una mejora espiritual progresiva, sino de una ejecución judicial seguida de una nueva generación espiritual.
El viejo hombre está corrupto, sentenciado, y su fin está declarado:
Tomó sobre sí mismo nuestra identidad completa bajo juicio, y la llevó a la cruz.
El viejo hombre muere en Cristo.
Y no es una figura.
Es un juicio real cumplido sobre la carne de Cristo, en quien toda la humanidad fue ejecutada legalmente.
Es otra creación, nacida de otra simiente, por otro engendramiento.
Esta sustitución no es una mejora moral: es un nuevo nacimiento, basado en la muerte del primero.
Al creer, el hombre reconoce su muerte en Cristo y recibe una vida nueva que no es extensión de la anterior, sino otra totalmente distinta, creada por Dios en justicia.
Dios no reforma al hombre caído: lo reemplaza.
La cruz no mejora: ejecuta.
La fe no repara: hace nacer de nuevo.
Y lo que nace de nuevo ya no es del viejo Adán, sino de Dios.
Lo que propone es sustituirlo totalmente, mediante una muerte real y una nueva creación.
No se trata de una mejora espiritual progresiva, sino de una ejecución judicial seguida de una nueva generación espiritual.
1. El viejo hombre no puede heredar
Jesús no vino a arreglar al hombre caído, sino a dar lugar a otro hombre, sin pecado, nacido de Dios."Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6).
El viejo hombre está corrupto, sentenciado, y su fin está declarado:
"Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido" (Romanos 6:6).
2. La sustitución es real, no simbólica
Cristo no vino a tomar nuestro lugar en términos abstractos.Tomó sobre sí mismo nuestra identidad completa bajo juicio, y la llevó a la cruz.
"Con Cristo estoy juntamente crucificado" (Gálatas 2:20).
El viejo hombre muere en Cristo.
Y no es una figura.
Es un juicio real cumplido sobre la carne de Cristo, en quien toda la humanidad fue ejecutada legalmente.
3. Lo nuevo no es el viejo hombre reparado
La nueva criatura no es el mismo viejo hombre mejorado.Es otra creación, nacida de otra simiente, por otro engendramiento.
"Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).
Esta sustitución no es una mejora moral: es un nuevo nacimiento, basado en la muerte del primero.
"Os es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7).
4. La fe hace real esa sustitución
No se trata de un cambio visible inmediato, sino de una realidad legal, espiritual y judicial que se activa por la fe.Al creer, el hombre reconoce su muerte en Cristo y recibe una vida nueva que no es extensión de la anterior, sino otra totalmente distinta, creada por Dios en justicia.
"Hemos sido sepultados juntamente con él para muerte... a fin de que como Cristo resucitó... así también nosotros andemos en vida nueva" (Romanos 6:4).
Dios no reforma al hombre caído: lo reemplaza.
La cruz no mejora: ejecuta.
La fe no repara: hace nacer de nuevo.
Y lo que nace de nuevo ya no es del viejo Adán, sino de Dios.