El arminianismo es anatema simplemente porque predica "otro evangelio" (Gálatas 1:8-9), al distorsionar la mecánica fundamental de la gracia y la soberanía de Dios en dos puntos cruciales:
Presenta una salvación donde el factor decisivo, tanto en la aplicación de la sangre como en el juicio final, reside en el hombre.
Un evangelio que quita la soberanía de la gracia al Padre y la soberanía del juicio al Hijo no es el Evangelio de la Escritura.
Por lo tanto, según laa mismas escrituras, es un evangelio anatema.
- Niega la soberanía de la gracia del Padre: La compra de la humanidad a la muerte es un acto monergista, soberano e incondicional. El arminianismo enseña que la eficacia de la sangre de Cristo depende de la fe humana, que actúa como un "detonante". Al hacerlo, subordina el acto redentor más poderoso del universo a la voluntad de la criatura. Esto no es solo un error; es una inversión del orden divino. Presenta una gracia que no es soberana, sino dependiente, lo cual es "otro evangelio".
- Niega la soberanía judicial del Hijo: La salvación final es un acto de elección soberana del Hijo, como Dueño y Juez. El arminianismo sostiene que la decisión final sigue dependiendo de la voluntad cooperativa del hombre (sinergismo). Esto le roba al Hijo el derecho que ganó en la cruz: el de ser el Juez soberano que "tiene misericordia de quien tiene misericordia". Presenta un Rey cuyo veredicto depende del consentimiento de sus siervos, lo cual es "otro evangelio".
Presenta una salvación donde el factor decisivo, tanto en la aplicación de la sangre como en el juicio final, reside en el hombre.
Un evangelio que quita la soberanía de la gracia al Padre y la soberanía del juicio al Hijo no es el Evangelio de la Escritura.
Por lo tanto, según laa mismas escrituras, es un evangelio anatema.