No.
Según la Escritura, todo aquel que no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios:
Y añade una advertencia severa:
Por lo tanto:
Absolutamente.
El desvío ya estaba en marcha incluso en tiempos apostólicos.
Los apóstoles lo vieron, lo denunciaron y advirtieron que se desarrollaría aún más:
Ya en el primer siglo, Juan decía:
La manifestación de doctrinas anticristo, como el negar que Jesucristo ha venido en carne, o enseñar un Cristo filosófico dual, es evidencia clara de que la apostasía ya se había infiltrado y se institucionalizó más tarde mediante estructuras de poder religioso.
Que no son confiables ni deben ser tenidos como autoridad infalible, porque:
El Señor Jesús advirtió que muchos serían llamados pastores, pero no entrarían por la puerta (Juan 10:1).
Y Pablo dijo que el hombre de pecado se sentaría en el templo de Dios, como Dios (2 Tesalonicenses 2:4), lo cual anticipaba un falso magisterio reclamando autoridad divina.
Por último...
No se puede creer en un magisterio que enseña doctrinas anticristo. Eso es apostasía.
Sí, es una señal evidente de un desvío profundo y peligroso que comenzó temprano y se consolidó en la iglesia institucional.
La Escritura enseña que la autoridad no está en hombres, concilios, ni magisterios, sino solamente en la Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16–17).
Por eso, todo creyente fiel debe salir de en medio de la Babilonia religiosa (Apocalipsis 18:4) y sostenerse únicamente en lo que Dios ha dicho.
Según la Escritura, todo aquel que no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios:
“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” (2 Juan 1:9)
Y añade una advertencia severa:
“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.” (2 Juan 1:10–11)
Por lo tanto:
- Si un magisterio, concilio o autoridad enseña herejías que niegan a Cristo tal como nos fue revelado, no puede ser considerado un instrumento de Dios.
- Creer en ese magisterio es participar en sus malas obras.
- Confesar lo mismo que ellos confiesan (aunque sea en parte) es colaborar con el error.
¿No es esta una señal evidente del desvío que ya imperaba en la iglesia institucional?
Sí.Absolutamente.
El desvío ya estaba en marcha incluso en tiempos apostólicos.
Los apóstoles lo vieron, lo denunciaron y advirtieron que se desarrollaría aún más:
“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad…” (2 Tesalonicenses 2:7)
“De entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.” (Hechos 20:30)
“Vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina… y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2 Timoteo 4:3–4)
Ya en el primer siglo, Juan decía:
“Ya es el último tiempo… y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.” (1 Juan 2:18)
La manifestación de doctrinas anticristo, como el negar que Jesucristo ha venido en carne, o enseñar un Cristo filosófico dual, es evidencia clara de que la apostasía ya se había infiltrado y se institucionalizó más tarde mediante estructuras de poder religioso.
¿Qué revela esto sobre los mal llamados “padres de la iglesia” y sus concilios?
Que no son confiables ni deben ser tenidos como autoridad infalible, porque:
- Muchos de ellos no perseveraron en la doctrina de Cristo.
- Aceptaron y promovieron fórmulas filosóficas que niegan lo que Dios reveló.
- Fueron parte de un sistema que persiguió, suprimió o ignoró la Escritura en favor de la tradición.
“Anulan la palabra de Dios con su tradición…” (Marcos 7:13)
El Señor Jesús advirtió que muchos serían llamados pastores, pero no entrarían por la puerta (Juan 10:1).
Y Pablo dijo que el hombre de pecado se sentaría en el templo de Dios, como Dios (2 Tesalonicenses 2:4), lo cual anticipaba un falso magisterio reclamando autoridad divina.
Por último...
No se puede creer en un magisterio que enseña doctrinas anticristo. Eso es apostasía.
Sí, es una señal evidente de un desvío profundo y peligroso que comenzó temprano y se consolidó en la iglesia institucional.
La Escritura enseña que la autoridad no está en hombres, concilios, ni magisterios, sino solamente en la Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16–17).
Por eso, todo creyente fiel debe salir de en medio de la Babilonia religiosa (Apocalipsis 18:4) y sostenerse únicamente en lo que Dios ha dicho.
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” (Juan 17:17)
“Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:4)