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Muchos enseñan que la salvación es una cooperación entre Dios y el hombre.
Hablan de aceptar a Cristo, de responder al llamado, de activar la fe, como si algo aún quedara en manos humanas después de la caída.
Pero estas ideas, aunque populares, no provienen de la Escritura, sino de tradiciones sin fundamento.
La verdad bíblica es más radical, más gloriosa, y más divina:
La salvación del hombre es una obra completa de Dios entre el Padre y el Hijo.
La salvación es monergista en origen, ejecución y consumación.
El hombre no aporta nada, porque para Dios mismo, su creador, el hombre MUERE en Adán.
Cristo es toda la gracia, toda la vida, toda la justicia y toda la resurrección.
I. Después de la caída, el hombre no tiene otro destino que morir
El hombre fue creado para vivir, pero eligió la desobediencia y esto le acarrió la muerte.
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Romanos 5:12)
Y de su pecado no salió herido ni parcialmente vivo sino completamente condenado y sin esperanza.
“El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4)
“Estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1)
Despues de pecar todo lo que quedaba era ejecutar justicia.
Dios le había mandado en Génesis 2:16-17: "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Ahora el hombre ciertamente debía morir.
Por tanto, el hombre, después de comer, no tiene futuro alguno ni lo merece, fuera de una solución absolutamente divina.
II. La salvación se resuelve entre el Padre y el Hijo
La Escritura enseña que el hombre no participó del consejo eterno.
Dios no lo consultó para salvarlo.
Lo hizo todo en Cristo, y lo hizo para sí.
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne” (Romanos 8:3)
El Padre envía al Hijo: Una obra salvadora completa.
El Hijo vive en justicia, muere por los pecadores pero resucita venciendo la muerte.
En esa obra, todo lo que Dios esperaba del hombre, se cumple en el Hijo.
“He aquí que vengo... para hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hebreos 10:7)
III. Jesucristo es la SALVACIÓN
No nos es dado un plan, un sistema, ni una escalera.
Nos es dado un niño, mas tarde un Hombre: Cristo.
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
La luz verdadera, venía a este mundo.
La gracia no era una ayuda que nos potenciaría, sino una persona viva que vendría a vencer en si misma.
"Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. (Juan 6:51)
“Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25)
“El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12)
No hay otra cosa que buscar, recibir, activar, mejorar.
Todo está en Cristo. Y todo lo hizo Dios sin el hombre.
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2 Corintios 5:19)
Objeciones comunes respondidas
Objeción 1: “Dios nos da la opción de aceptar o rechazar la gracia”
Respuesta: La gracia no es una opción: es una realidad ejecutada en Cristo.
El hombre puede rechazar al Hijo, pero no puede evitar que la gracia haya sido desplegada sobre él.
La desobediencia de Adán se resuleve con la obediencia de Cristo.
En Adán fuimos todos condenados. En Cristo somos todos reconciliados.
Objeción 2: “La salvación requiere nuestra cooperación”
Respuesta: El hombre fue ejecutado en Adán. No tiene cooperación alguna que ofrecer.
Toda salvación es resuelta en Cristo.
Objeción 3: “Entonces el hombre no tiene responsabilidad”
Respuesta: El hombre después de levantarse contra su creador nada tiene por delante mas que una muerte que morir.
No tiene sentido discutir si posee o no libre albedrío bajo el sol.
Aunque "pudiera" dar lo mejor eso no lo libraría de morir.
Sin la intervención de Dios nada podrá cambiar.
Y es mas, aunque se pudiera arrepentir, con todo no podría vivir.
Bajo aquel simple mandamiento no extía claúsula alguna de perdón o de misericordia.
Aclaraciones finales:
La salvación del hombre no es una propuesta.
No es un plan para mejorar al hombre.
No es una colaboración entre el cielo y la tierra.
La salvación es Jesucristo.
Todo es resuelto entre el Padre y el Hijo.
El hombre no tiene la menor participación en ella.
“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado.”
(Juan 17:3)
Hablan de aceptar a Cristo, de responder al llamado, de activar la fe, como si algo aún quedara en manos humanas después de la caída.
Pero estas ideas, aunque populares, no provienen de la Escritura, sino de tradiciones sin fundamento.
La verdad bíblica es más radical, más gloriosa, y más divina:
La salvación del hombre es una obra completa de Dios entre el Padre y el Hijo.
La salvación es monergista en origen, ejecución y consumación.
El hombre no aporta nada, porque para Dios mismo, su creador, el hombre MUERE en Adán.
Cristo es toda la gracia, toda la vida, toda la justicia y toda la resurrección.
I. Después de la caída, el hombre no tiene otro destino que morir
El hombre fue creado para vivir, pero eligió la desobediencia y esto le acarrió la muerte.
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Romanos 5:12)
Y de su pecado no salió herido ni parcialmente vivo sino completamente condenado y sin esperanza.
“El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4)
“Estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1)
Despues de pecar todo lo que quedaba era ejecutar justicia.
Dios le había mandado en Génesis 2:16-17: "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Ahora el hombre ciertamente debía morir.
Por tanto, el hombre, después de comer, no tiene futuro alguno ni lo merece, fuera de una solución absolutamente divina.
II. La salvación se resuelve entre el Padre y el Hijo
La Escritura enseña que el hombre no participó del consejo eterno.
Dios no lo consultó para salvarlo.
Lo hizo todo en Cristo, y lo hizo para sí.
“Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne” (Romanos 8:3)
El Padre envía al Hijo: Una obra salvadora completa.
El Hijo vive en justicia, muere por los pecadores pero resucita venciendo la muerte.
En esa obra, todo lo que Dios esperaba del hombre, se cumple en el Hijo.
“He aquí que vengo... para hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hebreos 10:7)
III. Jesucristo es la SALVACIÓN
No nos es dado un plan, un sistema, ni una escalera.
Nos es dado un niño, mas tarde un Hombre: Cristo.
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
La luz verdadera, venía a este mundo.
La gracia no era una ayuda que nos potenciaría, sino una persona viva que vendría a vencer en si misma.
"Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. (Juan 6:51)
“Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25)
“El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12)
No hay otra cosa que buscar, recibir, activar, mejorar.
Todo está en Cristo. Y todo lo hizo Dios sin el hombre.
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2 Corintios 5:19)
Objeciones comunes respondidas
Objeción 1: “Dios nos da la opción de aceptar o rechazar la gracia”
Respuesta: La gracia no es una opción: es una realidad ejecutada en Cristo.
El hombre puede rechazar al Hijo, pero no puede evitar que la gracia haya sido desplegada sobre él.
La desobediencia de Adán se resuleve con la obediencia de Cristo.
En Adán fuimos todos condenados. En Cristo somos todos reconciliados.
Objeción 2: “La salvación requiere nuestra cooperación”
Respuesta: El hombre fue ejecutado en Adán. No tiene cooperación alguna que ofrecer.
Toda salvación es resuelta en Cristo.
Objeción 3: “Entonces el hombre no tiene responsabilidad”
Respuesta: El hombre después de levantarse contra su creador nada tiene por delante mas que una muerte que morir.
No tiene sentido discutir si posee o no libre albedrío bajo el sol.
Aunque "pudiera" dar lo mejor eso no lo libraría de morir.
Sin la intervención de Dios nada podrá cambiar.
Y es mas, aunque se pudiera arrepentir, con todo no podría vivir.
Bajo aquel simple mandamiento no extía claúsula alguna de perdón o de misericordia.
Aclaraciones finales:
La salvación del hombre no es una propuesta.
No es un plan para mejorar al hombre.
No es una colaboración entre el cielo y la tierra.
La salvación es Jesucristo.
Todo es resuelto entre el Padre y el Hijo.
El hombre no tiene la menor participación en ella.
“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado.”
(Juan 17:3)