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El propósito de Dios en la creación
¿Por qué Dios creó?


La pregunta sobre la motivación detrás de la existencia misma es tan antigua como la conciencia humana.
¿Por qué un Dios omnipotente y eterno se embarcaría en el acto monumental de la creación?

La respuesta, crucial para entender Su naturaleza y nuestro lugar en el universo, yace en una verdad tan simple como profunda: Dios no creó por necesidad, obligación ni carencia alguna.

La Biblia nos revela a un Creador que no experimenta vacío, soledad ni deseo de plenitud.
Dios no necesitaba compañía, adoración, un coro de seres que lo aplaudieran ni un universo material que lo contuviera o definiera.

Él es, en Su esencia, la plenitud absoluta.
No tiene principio ni fin. Existe en un presente inmutable. Es Eterno.
No hay defecto ni posibilidad de mejora en Su ser. Es Perfecto.
Su existencia y felicidad dependen únicamente de Sí mismo. Es Autosuficiente.
Su estado interno es de gozo y satisfacción infinitos. Es Bienaventurado.

Y la Escritura nos lo testifica así:


Hechos 17:24-25
“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas”.


Y por todo esto llegamos a la única conclusión lógica y consistente para respondernos esta pregunta.

Dios creó por amor.

Y no porque Él simplemente tuviera amor; sino porque Dios mismo es amor.


1 Juan 4:8
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”.


Y Su amor no es una emoción que nace en respuesta a un estímulo externo.
Ni depende de un “otro” para existir o de un objeto previo para manifestarse.
Su obra, la creación, surge de lo que Él es en Su esencia, no de lo que le falta o busca.

El amor da.
El amor crea.
El amor engendra vida.

La creación es, entonces, un desborde voluntario del amor de Dios.
Y este amor en Dios es inherente a él y por lo tanto anterior a todo.

Antes de que existiera el mundo, los ángeles y el hombre mismo, el amor ya era una realidad eterna y plena en Dios.

El amor, es expansivo y generoso:
Da vida, comparte su gozo y extiende su bendición.

Dios creó porque el amor crea.
 
La Biblia no comienza hablando del pecado ni de la necesidad de la salvación.

La Escritura comienza con un Dios creando, un Dios creador:

Génesis 1:1
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.


Y las Escrituras nos muestran que Dios no creó por necesidad, carencia ni obligación.
Él no tenía falta alguna antes de crear.


Dios es autosuficiente, perfecto y eterno.
No creó para completar algo que le faltara, porque nada le falta.


Dios creó por amor

Y la Biblia declara:

1 Juan 4:8
“Dios es amor”.


Y no dice solamente que Dios tiene amor, sino que Él es amor.
 
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