I. LA NATURALEZA HUMANA COMO FORMA DISEÑADA
- Definición:
La naturaleza humana no es sustancia ni vida, sino una forma de vida específica, un diseño funcional creado por Dios “a su imagen”, con atributos particulares como racionalidad, dominio, lenguaje y voluntad moral. - Fundamento bíblico:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1:26)
Aquí no se habla de crear a un individuo, sino de producir el diseño que luego será instanciado.- Forma (molde): lo que define la clase “hombre”.
- Sustancia: materia a la que se le aplica esa forma.
- El HOMBRE (forma) es previo al individuo Adán (instancia).
II. LA FORMACIÓN DEL PRIMER HOMBRE
- Materia prima:
Dios forma al primer hombre a partir del polvo de la tierra (sustancia). - Acto formativo:
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra…” (Génesis 2:7a)
El hombre es formado, no creado desde la nada. - Soplo de vida:
“…y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis 2:7b)
El soplo no es personal, es energía vivificante (como electricidad). La personalidad está en la sustancia formada, la cual tiene diseño, potencial, y código funcional. - Resultado:
Adán es carne vivificada, no un alma separada metida en un cuerpo, sino un ser completo que vive porque se le dio aliento.
III. EL ALMA Y LA MUERTE
- El alma como producto del soplo + sustancia formada
El alma surge de la vivificación de la carne diseñada por Dios. No es un ente separado, sino la manifestación viviente de un cuerpo formado. - La muerte:
Es el retiro del soplo. El cuerpo vuelve al polvo y el alma deja de existir.
“Polvo eres, y al polvo volverás.” (Gén. 3:19)
IV. LIBERTAD, LEY Y RESPONSABILIDAD
- Libre albedrío:
Parte esencial del diseño humano. El hombre tiene libertad para responder o no. Esta capacidad es central en su función como gobernante de la creación. - La ley:
Es perfecta, pero no fuerza obediencia. La obediencia debía ser un acto voluntario, una ofrenda consciente.
“Del árbol… no comerás” (Gén. 2:17).
“Escoge, pues, la vida…” (Deut. 30:19)
V. MORTALIDAD Y ÁRBOL DE LA VIDA
- El hombre no fue creado mortal ni inmortal. Fue creado condicionado a la vida continua mediante provisión divina.
- El árbol de la vida era el medio para sostener indefinidamente la existencia física.
“Y tomó Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto… y mandó Jehová Dios al hombre…”
(Gén. 2:15–16)
VI. EL ORIGEN DE LA PERDICIÓN
- Al adquirir el conocimiento prohibido, Dios corta el acceso al árbol de la vida, evitando que el hombre perpetúe su vida bajo el nuevo estado de conciencia y desobediencia.
“Ahora, pues, que no alargue su mano… y viva para siempre.” (Gén. 3:22)
- El destino del hombre es la extinción si no interviene la gracia.
VII. EL ACTO SALVADOR DE DIOS
- Dios no ejecuta de inmediato la sentencia como hizo con otros (Ananías y Safira, Hechos 5), sino que decide salvar.
- La salvación es entonces una decisión soberana de Dios, no una respuesta humana.
Por eso, en su raíz, es monergista.
“La criatura fue sujetada a vanidad… por causa del que la sujetó en esperanza.” (Rom. 8:20)
- Dios cubre su desnudez con vestidos de pieles (Gén. 3:21): indicio de reemplazo, protección y sustitución futura.