Salmo51

Administrador

¿La salvación se pierde?

Esta es una de las preguntas más comunes, y también más mal formuladas, del cristianismo contemporáneo.
Atrae miles de debates y divide escuelas enteras de teología.

Pero el problema no está tanto en la respuesta como en la pregunta misma:
¿Qué es lo que llamamos "salvación"? ¿Y en qué momento ocurre?

1. La salvación no es una condición ni un estado emocional

Muchos creen que “salvarse” es estar en comunión con Dios, experimentar gozo, tener fe o ser parte activa de una iglesia.
Si algo de eso falta, “pierden la salvación”.

Pero esa idea es falsa y superficial.
La Biblia no describe la salvación como una sensación interna ni como una membresía religiosa, sino como un resultado final, irreversible, posterior al juicio.

“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

2. La salvación no es un decreto oculto

Tampoco es un decreto eterno, escondido en la mente de Dios y aplicado a personas antes de que hayan nacido.
Dios puede conocer el futuro, pero no juzga en base a lo que Él sabe, sino a lo que el hombre vive.

Si la salvación fuera decretada eternamente, no sería un juicio justo, sino una ejecución mecánica de un guión ya escrito.

Pero el Evangelio nos muestra a un Dios que actúa en la historia, que ofrece redención, que juzga al hombre por sus obras o por su fe, y que da la vida eterna como resultado final, no como punto de partida.

3. La salvación es el resultado del juicio completo de Dios

En la Biblia, la salvación nunca es la vida cristiana en curso, sino el resultado de todo el proceso:
  • muerte del viejo hombre (en Cristo),
  • justificación por la fe,
  • regeneración,
  • fidelidad al Señorío de Cristo,
  • y finalmente, aprobación tras el juicio.
Por eso Pedro dice:
“Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1 Pedro 4:18).

Y Jesús enseña:

“El que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13).
No “es salvo ahora”, sino será salvo si persevera.

4. Entonces… ¿se pierde la salvación?

No, porque no es algo que se tiene ahora.
Es algo que se alcanza como resultado del camino recorrido bajo el juicio de Dios.
Nadie puede perder lo que aún no se le ha otorgado.

“Recibiréis la salvación de vuestras almas” (1 Pedro 1:9).

Pero sí se puede:

  • resistir la gracia,
  • despreciar el Señorío de Cristo,
  • o no perseverar hasta el fin,
    y por tanto, ser hallado reprobado cuando llegue el juicio.

Conclusión

La pregunta no es “¿se pierde la salvación?”, sino:
¿He sido realmente transformado por la fe? ¿He muerto con Cristo? ¿Vivo en obediencia a su Señorío? ¿Permaneceré en Él hasta el fin?

Porque la salvación no se pierde.
La salvación se alcanza.

O no.
 
Volver
Arriba