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Sobre el libre albedrío y la capacidad de elegir:
- El hombre caído sigue eligiendo, pero siempre según su naturaleza.
- Como su naturaleza está esclavizada al pecado, siempre elegirá contra Dios en lo espiritual.
- Entonces, para ellos, el “libre albedrío” para escoger a Dios no existe en el hombre caído.
- El hombre tiene voluntad, pero esa voluntad está torcida y no es neutral.
- Si Dios se limitara a “ofrecer” y esperar, nadie respondería salvadoramente, porque todos le rechazarían.
- Por eso concluyen: si la salvación dependiera en cualquier punto decisivo de la respuesta humana, el resultado final sería 0 salvados.
- Dado que todos merecen condenación y nadie va a elegir a Dios,
- Dios, por pura gracia, decide desde la eternidad tener misericordia de algunos.
- No solo “elige por ellos”, sino que cambia su corazón para que ellos, en el tiempo, quieran y crean.
- A los demás los deja en el camino que ya llevan por su propio pecado.
- “Como el hombre no elige bien, tengo que elegir yo y además darle un corazón nuevo para que quiera elegirme”.
- “Si el hombre elige por sí solo, todos se pierden; así que, por misericordia, salvo a algunos por decreto y por una obra interna que garantiza su respuesta”.
- La salvación queda colgando de algo que no sale directamente de Dios,
- Y eso, en su lectura, es incompatible con un Dios absolutamente soberano y con la salvación “solo por gracia”.