Salmo51

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Al meditar en la naturaleza real y profunda de la Iglesia, es vital plantear esta pregunta crucial:

¿Es la Iglesia causa (generadora) de fe y salvación, o más bien efecto (resultado) de la acción de Dios a través de Su Palabra y Su Espíritu?

La respuesta, según las Escrituras, es que la Iglesia es siempre un efecto, nunca una causa.

Analicemos cuidadosamente este punto desde la Biblia:

1. La Iglesia: ¿Genera creyentes o reúne creyentes?


La Biblia enseña claramente que la Iglesia no es una institución que produce creyentes, sino la comunidad formada por aquellos que ya han creído.

«Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17).

La fe nace exclusivamente por la Palabra de Dios, no por la Iglesia como institución.
La Iglesia no genera la fe, sino que es generada por la fe en la Palabra de Dios.

«Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» (Hechos 2:47).

Observa bien: no es la Iglesia quien salva o produce salvación, sino que Dios salva a personas mediante la fe, y luego los añade a la Iglesia.

La Iglesia es, entonces, resultado o efecto de la salvación, no causa de ella.

2. La Iglesia no es origen de vida espiritual, sino efecto de ella

La vida espiritual en el hombre es generada exclusivamente por la obra sobrenatural del Espíritu Santo mediante la Palabra de Dios, nunca por una institución humana, denominación o estructura eclesiástica:

«Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1 Pedro 1:23).

Los creyentes nacen de nuevo directamente por obra del Espíritu a través de la Palabra.
La Iglesia es donde estos creyentes regenerados se reúnen posteriormente.

Por tanto, la Iglesia es siempre el efecto de vidas regeneradas, nunca la causa de regeneración espiritual.

«Porque vosotros sois nacidos de nuevo… por medio de la palabra del Dios vivo» (1 Pedro 1:23).

La vida espiritual es anterior y superior a la institución eclesiástica.
La Iglesia solo recoge y organiza a quienes ya han recibido esta vida.

3. La Iglesia: Comunidad de «llamados»

El término griego para Iglesia, «ekklesía», significa literalmente: «llamados fuera».
Es decir, una asamblea convocada por Dios mismo, no por voluntad o iniciativa humana:

  • «Mas vosotros sois linaje escogido… pueblo adquirido por Dios» (1 Pedro 2:9).
  • «…a los llamados conforme a su propósito» (Romanos 8:28).

Observa la lógica divina:

  • Dios llama mediante Su Palabra y Espíritu.
  • El hombre responde a esa llamada por fe.
  • Estos creyentes son reunidos, constituyendo así la Iglesia.

Es evidente, entonces, que la Iglesia no es una iniciativa humana que produce algo, sino un resultado directo (efecto) de la acción soberana de Dios.

4. Autoridad espiritual y función doctrinal: ¿Causa o efecto?

La autoridad doctrinal de la Iglesia tampoco es causal, sino derivada directamente de la Palabra inspirada por Dios:
  • «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar…» (2 Timoteo 3:16).
  • La autoridad doctrinal de la Iglesia depende exclusivamente de la Biblia, no al revés. La Iglesia recibe autoridad doctrinal solo en la medida en que es fiel al mensaje revelado por Dios.
  • Esto implica claramente que la Iglesia no causa doctrina, sino que recibe y proclama doctrina revelada previamente por Dios mismo.

5. ¿Qué sucede cuando la Iglesia se cree «causa»?

Históricamente, cada vez que la Iglesia institucional se ha creído causa de fe, salvación o autoridad doctrinal absoluta, ha cometido serios errores espirituales:
  • Surge el autoritarismo institucional (por ejemplo, las estructuras rígidas de la Iglesia medieval).
  • Surge la tradición humana por encima de la Palabra de Dios (Marcos 7:8-13).
  • Surge la manipulación espiritual y abuso de autoridad.

El resultado espiritual siempre ha sido negativo cuando la Iglesia se olvida que es un efecto de la acción divina y pretende ser ella misma causa de salvación, fe o vida espiritual.

6. La visión bíblica correcta de la Iglesia como efecto

La Iglesia correctamente entendida según la Escritura es entonces:
  • Una comunidad reunida por Dios mismo, no por iniciativa humana.
  • El resultado directo de la acción soberana del Espíritu Santo, no una entidad que genere o produzca vida espiritual.
  • La comunidad donde creyentes previamente regenerados viven juntos su fe y obediencia, bajo la autoridad exclusiva de Cristo y Su Palabra.

Conclusión

La Iglesia, según el modelo bíblico, siempre es efecto y nunca causa.
  • Causa: Dios mismo mediante Su Palabra y Su Espíritu Santo.
  • Efecto: La comunidad (ekklesía) de creyentes regenerados, llamados por Dios a la salvación mediante la fe.
Este orden espiritual es crucial para entender la función legítima y correcta de la Iglesia en el mundo hoy.
La Iglesia no es dueña de la salvación, sino administradora y proclamadora de ella; no genera fe, sino que es resultado de la fe generada por la Palabra y el Espíritu Santo.

Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento (1 Corintios 3:7).
 
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