La confusión fatal en la doctrina tradicional de la unión hipostática
La doctrina tradicional dice que Jesús posee dos "naturalezas":
La doctrina tradicional confunde identidad con forma, y esto genera un error crítico: la idea absurda de una doble identidad, un "doble yo" o un ser "200%" (100% Dios + 100% hombre en identidad).
Esto ha producido enseñanzas erróneas durante siglos, donde Cristo se presenta como un ser esquizofrénico o dual, con dos conciencias, dos voluntades, dos inteligencias coexistiendo en una sola persona, cambiando entre ellas "con un interruptor".
Es decir:
El Verbo, en los días de su carne, no actuaba ni existía en forma de Dios, aunque jamás dejó de ser quien era en identidad (el Verbo eterno). Nunca hubo mezcla, nunca hubo dos formas coexistiendo al mismo tiempo, y mucho menos dos identidades.
La doctrina tradicional dice que Jesús posee dos "naturalezas":
- Una naturaleza divina (que le da identidad divina).
- Una naturaleza humana (que le da identidad humana).
- Identidad (Quién es) → Es personal, indivisible, única.
- Forma (Qué es) → Es funcional, estructural, el diseño aplicado a una sustancia.
La doctrina tradicional confunde identidad con forma, y esto genera un error crítico: la idea absurda de una doble identidad, un "doble yo" o un ser "200%" (100% Dios + 100% hombre en identidad).
Esto ha producido enseñanzas erróneas durante siglos, donde Cristo se presenta como un ser esquizofrénico o dual, con dos conciencias, dos voluntades, dos inteligencias coexistiendo en una sola persona, cambiando entre ellas "con un interruptor".
Pregunta clave | Respuesta correcta | Respuesta incorrecta (tradición) |
---|---|---|
¿Quién es Jesús? | Dios mismo (el Verbo eterno). | Dios y hombre simultáneamente (identidad dual). |
¿Qué es Jesús? | Un hombre verdadero (forma humana). | Un híbrido divino-humano (naturalezas combinadas). |
Es decir:
- Identidad: siempre una sola (Jesús siempre es el Verbo divino en cuanto a persona).
- Forma: una sola a la vez. Primero forma divina (antes de venir), luego forma humana real y completa, pero jamás ambas a la vez hasta su glorificación.
El Verbo, en los días de su carne, no actuaba ni existía en forma de Dios, aunque jamás dejó de ser quien era en identidad (el Verbo eterno). Nunca hubo mezcla, nunca hubo dos formas coexistiendo al mismo tiempo, y mucho menos dos identidades.