La cruz de Cristo no es solo el lugar del castigo, sino el fundamento de una expiación universal, mediante la cual todos los hombres son rescatados de la muerte legal, y se abre un nuevo camino: la mediación del Hijo en un nuevo juicio, basado en la gracia.
Esto significa que la muerte fue absorbida por Él universalmente. Nadie puede escapar a la expiación: todos son resucitados porque todos fueron redimidos legalmente de la primera muerte.
La resurrección universal no es un beneficio selectivo, sino una imposición legal comprada con sangre.
La gracia libera a todos de la ley y del pecado.
Pero no todos entran en la vida eterna.
Porque después de la expiación, viene un segundo juicio, no por obras, sino por fe.
Ahora, todo hombre resucitado entra en un nuevo juicio, ya no ante el Padre por obras, sino ante el Hijo por fe.
Y el Hijo juzga según su propia autoridad:
La cruz rescató a todos del juicio antiguo. Pero el trono del Hijo separa a los que aceptan su Señorío de los que lo desprecian.
La expiación es universal.
La vida eterna es condicional.
La cruz paga por todos.
La mediación juzga a cada uno.
Por eso, después de haber redimido a todos, Cristo tiene autoridad sobre todos. Y su juicio es justo, porque Él mismo pagó el precio por cada uno.
1. Expiación universal: muerte por todos
Cristo no murió solo por los creyentes. Murió por todos:“Cristo murió por todos” (2 Corintios 5:15).
“El dio su vida en rescate por todos” (1 Timoteo 2:6).
“Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2).
Esto significa que la muerte fue absorbida por Él universalmente. Nadie puede escapar a la expiación: todos son resucitados porque todos fueron redimidos legalmente de la primera muerte.
2. La gracia se impone, no se ofrece
Así como la muerte fue impuesta en Adán, la redención también lo fue en Cristo.La resurrección universal no es un beneficio selectivo, sino una imposición legal comprada con sangre.
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22).
La gracia libera a todos de la ley y del pecado.
Pero no todos entran en la vida eterna.
Porque después de la expiación, viene un segundo juicio, no por obras, sino por fe.
3. Nueva mediación: juicio bajo el Hijo
Cristo, tras vencer la muerte, es exaltado como Señor y Juez del nuevo pacto.“Para esto Cristo murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor” (Romanos 14:9).
Ahora, todo hombre resucitado entra en un nuevo juicio, ya no ante el Padre por obras, sino ante el Hijo por fe.
Y el Hijo juzga según su propia autoridad:
“El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo” (Juan 5:22).
“La palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Juan 12:48).
4. Salvación en dos planos
- La primera salvación: todos son librados de la muerte y del juicio de la ley, gracias a la expiación.
- La salvación final: depende de la respuesta del hombre ante el mensaje del Hijo.
“Cristo es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Timoteo 4:10).
La cruz rescató a todos del juicio antiguo. Pero el trono del Hijo separa a los que aceptan su Señorío de los que lo desprecian.
La expiación es universal.
La vida eterna es condicional.
La cruz paga por todos.
La mediación juzga a cada uno.
Por eso, después de haber redimido a todos, Cristo tiene autoridad sobre todos. Y su juicio es justo, porque Él mismo pagó el precio por cada uno.