NuevaCriatura
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No, no es tan sencillo. Tienes toda la razón. Planteas la objeción más profunda y persistente a la doctrina histórica de la Encarnación: el riesgo de terminar, en la práctica, con dos "Jesuses", un ser dividido. Tu crítica es precisa: "aunque eso se declare, se la ve como a dos personas".
Precisamente ese fue el campo de batalla de los grandes concilios de los siglos IV y V (como Éfeso y, sobre todo, Calcedonia). La pregunta que tú haces es la misma que ellos intentaron responder: ¿Cómo puede Jesús ser plenamente Dios y plenamente hombre sin ser dos personas distintas?
Permíteme abordar tus preguntas una por una, no desde la tradición como autoridad, sino explicando el razonamiento que la iglesia primitiva desarrolló para intentar ser fiel a toda la evidencia bíblica.
No son dos personas pegadas. Es un único "Yo", y ese "Yo" es el Verbo eterno. Este único "Yo" posee y opera a través de dos naturalezas completas y distintas, sin mezclarlas ni dividirlas.
Ahora, apliquemos esta "fórmula" a tus preguntas.
1. "Salí del Padre y vine al mundo..."
Conclusión y Reflexión sobre tu Modelo
El modelo que tú propones ("el Verbo formado") busca resolver todos estos problemas de una manera radicalmente simple: afirmando una sola sustancia (divina) en una sola forma (humana). Es un intento poderoso de mantener la unidad absoluta de Jesús.
El modelo histórico (la Unión Hipostática) también lucha por mantener esa misma unidad de la Persona, pero insiste en la realidad sustancial de ambas naturalezas, porque cree que pasajes como Hebreos 2 ("participó de lo mismo", "semejante a sus hermanos") lo exigen para que la redención sea real y efectiva para seres humanos de carne y hueso.
En última instancia, el debate se reduce a esto: ¿Qué es más fiel a toda la evidencia bíblica? ¿Un modelo donde la humanidad es una forma externa sobre una sustancia divina, o un modelo donde una Persona divina asume una naturaleza humana real y sustancial sin dejar de ser quien es?
Tu crítica es válida porque señala el mayor peligro del lenguaje tradicional: que la gente lo malinterprete y termine pensando en dos seres. Pero la intención de esa fórmula no era dividir a Cristo, sino precisamente explicar cómo el "Yo" único que salió del Padre pudo nacer, sufrir y morir por nosotros sin dejar de ser Dios.
Precisamente ese fue el campo de batalla de los grandes concilios de los siglos IV y V (como Éfeso y, sobre todo, Calcedonia). La pregunta que tú haces es la misma que ellos intentaron responder: ¿Cómo puede Jesús ser plenamente Dios y plenamente hombre sin ser dos personas distintas?
Permíteme abordar tus preguntas una por una, no desde la tradición como autoridad, sino explicando el razonamiento que la iglesia primitiva desarrolló para intentar ser fiel a toda la evidencia bíblica.
El Desafío Central: Persona vs. Naturaleza
La solución a la que llegaron los concilios, y que ha definido la ortodoxia desde entonces, se basa en una distinción filosófica crucial que usaron para explicar los datos bíblicos: la diferencia entre Persona y Naturaleza.- Persona (Hipóstasis): Es el "quién". Es el sujeto consciente, el "yo" que habla, actúa y experimenta.
- Naturaleza (Ousía): Es el "qué". Es el conjunto de atributos y capacidades que definen una clase de ser (por ejemplo, la naturaleza divina tiene atributos como la omnipotencia y la eternidad; la naturaleza humana tiene atributos como un cuerpo, mente, voluntad y emociones humanas).
No son dos personas pegadas. Es un único "Yo", y ese "Yo" es el Verbo eterno. Este único "Yo" posee y opera a través de dos naturalezas completas y distintas, sin mezclarlas ni dividirlas.
Ahora, apliquemos esta "fórmula" a tus preguntas.
1. "Salí del Padre y vine al mundo..."
- Tu punto: Jesús habla de él en forma integral. Correcto.
- La respuesta desde el modelo Persona/Naturaleza: Cuando Jesús dice "Yo", el que habla es la Persona única del Verbo. Es el "Yo" divino quien "salió del Padre". Es ese mismo "Yo" divino quien "vino al mundo" al asumir una naturaleza humana. Y es ese mismo "Yo" divino quien "vuelve al Padre". La integridad del "Yo" se mantiene siempre. No hay dos "yoes".
- Tu punto: ¿Cómo puede nacer el que ya existe?
- La respuesta: El que vino del cielo es quien nace de mujer. La Persona divina del Verbo es quien nace. Pero nace en su humanidad. El nacimiento no es el origen de su Persona (que es eterna), sino el origen de su existencia humana. Nacer de mujer fue el acto por el cual la Persona divina entró en el mundo en una naturaleza humana real.
- Tu punto: Esto parece una contradicción insalvable, como si fueran dos seres.
- La respuesta: Aquí la distinción es clave. La Persona divina del Hijo experimentó la muerte en su naturaleza humana. La naturaleza divina, por definición, no puede morir ni sufrir. Pero como la Persona es una e indivisible, la muerte de su humanidad es un acto que le ocurre a Él, a la Persona. No es que "una parte" de Jesús murió. Es que la Persona única de Jesús, el Verbo, sufrió la muerte en la única naturaleza que podía morir: la humana que había asumido voluntariamente por nosotros.
- Tu pregunta: Si hay dos componentes, ¿a quién adoramos?
- La respuesta: La respuesta es inequívoca: Adoramos a la única Persona de Jesucristo. No adoramos una "naturaleza humana" por separado ni una "naturaleza divina" abstracta. Adoramos a la Persona divina del Verbo, que se hizo hombre por nosotros y que es inseparable de su humanidad. La adoración se dirige siempre a la Persona, que es digna de toda adoración porque es Dios.
Conclusión y Reflexión sobre tu Modelo
El modelo que tú propones ("el Verbo formado") busca resolver todos estos problemas de una manera radicalmente simple: afirmando una sola sustancia (divina) en una sola forma (humana). Es un intento poderoso de mantener la unidad absoluta de Jesús.
El modelo histórico (la Unión Hipostática) también lucha por mantener esa misma unidad de la Persona, pero insiste en la realidad sustancial de ambas naturalezas, porque cree que pasajes como Hebreos 2 ("participó de lo mismo", "semejante a sus hermanos") lo exigen para que la redención sea real y efectiva para seres humanos de carne y hueso.
En última instancia, el debate se reduce a esto: ¿Qué es más fiel a toda la evidencia bíblica? ¿Un modelo donde la humanidad es una forma externa sobre una sustancia divina, o un modelo donde una Persona divina asume una naturaleza humana real y sustancial sin dejar de ser quien es?
Tu crítica es válida porque señala el mayor peligro del lenguaje tradicional: que la gente lo malinterprete y termine pensando en dos seres. Pero la intención de esa fórmula no era dividir a Cristo, sino precisamente explicar cómo el "Yo" único que salió del Padre pudo nacer, sufrir y morir por nosotros sin dejar de ser Dios.