Salmo51

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NO.

Bíblicamente, el hombre no es un “espíritu” que habita un cuerpo, sino carne vivificada por el soplo de Dios:

  • Génesis 2:7: “Formó Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente.” Aquí la palabra hebrea נֶפֶשׁ (néfesh) indica un “ser viviente” completo, no un alma separada.
  • Levítico 17:11: “Porque la vida de la carne está en la sangre.” La vida (alma) está ligada a la carne y la sangre, no a un principio espiritual inmortal.
  • Lucas 24:39: Jesús mismo dice tras la resurrección: “Un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” Esto distingue la naturaleza humana (carne + vida) del espíritu.
En la enseñanza bíblica, el hombre es carne animada, no un espíritu “encarnado”.
La esperanza no descansa en un alma inmortal, sino en la resurrección del ser humano en su totalidad.
Dios, por su poder soberano, recrea de la nada al individuo, con toda su identidad y memoria, aunque su cuerpo físico se haya desintegrado.
No se trata de “infundir vida” a un cadáver concreto, sino de recrear por completo al hombre, tal cual era, desde la nada, como en su creación original.
 
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