Cuando alguien adopta ese marco, todo “encaja”:
Pero esa misma muralla impide volver al texto sin filtros.
¿Y por qué?
1. Porque apela al orgullo intelectual
Muchos que abrazan el calvinismo lo hacen porque:
Y entonces, abandonar el sistema es casi visto como un retroceso o traición intelectual.
El calvinismo proclama la soberanía de Dios de manera tan exaltada, que:
Pero quienes lo defienden no ven esto como un problema, sino como “misterio”.
Aceptan lo que no se entiende como “profundo”.
Sin embargo, se están tragando contradicciones que niegan la santidad misma de Dios.
Llamarse calvinista es, en muchos círculos, como tener un “sello de garantía reformada”.
Te da acceso a redes, autores, ministerios y respeto. Es una bandera.
Por eso, muchos lo defienden aunque vean sus grietas: ya no es sólo doctrina, es identidad.
Muchos abrazan el calvinismo como la única opción “seria” o “bíblica”.
Pero nunca se les mostró un sistema que sea bíblico, haga justicia al carácter de Dios, y explique la salvación en dos etapas.
No se defiende al calvinismo porque sea verdadero, sino porque satisface la mente, afirma el ego, da pertenencia y disimula las contradicciones bajo el nombre de “misterio”.
- El TULIP forma un esquema cerrado.
- Se refuerza con conceptos como la soberanía absoluta, la predestinación incondicional, la depravación total.
Pero esa misma muralla impide volver al texto sin filtros.
¿Y por qué?
1. Porque apela al orgullo intelectual
Muchos que abrazan el calvinismo lo hacen porque:
- Se presenta como una doctrina “profunda”, “elevada”, solo entendible para quienes “han estudiado”.
- Se asocia con pensadores eruditos: Agustín, Calvino, Edwards, Sproul, Piper...
Y entonces, abandonar el sistema es casi visto como un retroceso o traición intelectual.
2. Porque seduce con una visión exaltada de Dios... a costa del carácter de Dios
El calvinismo proclama la soberanía de Dios de manera tan exaltada, que:
- Le atribuye la voluntad activa del mal (para su gloria).
- Reconfigura la justicia, la gracia y el amor bajo la categoría de “decretos eternos”.
Pero quienes lo defienden no ven esto como un problema, sino como “misterio”.
Aceptan lo que no se entiende como “profundo”.
Sin embargo, se están tragando contradicciones que niegan la santidad misma de Dios.
3. Porque da identidad y pertenencia
Llamarse calvinista es, en muchos círculos, como tener un “sello de garantía reformada”.
Te da acceso a redes, autores, ministerios y respeto. Es una bandera.
Por eso, muchos lo defienden aunque vean sus grietas: ya no es sólo doctrina, es identidad.
4. Porque no conocen una alternativa mejor
Muchos abrazan el calvinismo como la única opción “seria” o “bíblica”.
Pero nunca se les mostró un sistema que sea bíblico, haga justicia al carácter de Dios, y explique la salvación en dos etapas.
No se defiende al calvinismo porque sea verdadero, sino porque satisface la mente, afirma el ego, da pertenencia y disimula las contradicciones bajo el nombre de “misterio”.