Definitivamente no.

Ni el calvinismo ni el arminianismo son sistemas infalibles.
Ambos son construcciones teológicas humanas que intentan interpretar y sistematizar el testimonio de las Escrituras, pero ninguno de los dos sistemas fue revelado por el Espíritu Santo como lo fueron las Escrituras. Son respuestas post-bíblicas, elaboradas siglos después del cierre del canon.

El calvinismo toma elementos del pensamiento de Agustín y los desarrolla en el siglo XVI en reacción contra el catolicismo romano.
El arminianismo surge como respuesta a los excesos calvinistas, buscando preservar la libertad y responsabilidad humanas.

Ambos beben de filosofías griegas y latinas en sus construcciones lógicas: determinismo, causalidad, contingencia, etc., que muchas veces no reflejan los términos bíblicos reales como pacto, sustitución, vida y muerte, gracia y juicio.

En su intento por ser coherentes internamente, recortan o reinterpretan textos bíblicos para que encajen con su lógica.
Ignoran o minimizan versículos que contradicen su estructura teológica.

Por ejemplo Romanos 5:18: “Así como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.”
Ni calvinistas ni arminianos lo aceptan literalmente, porque no encaja con sus sistemas.

Al presentar sus posturas como definitivas y excluyentes, muchas veces llevan a juzgar la fe de otros por el sistema y no por la Escritura.

Reemplazan el evangelio claro de la cruz y la vida eterna ofrecida en Cristo por un marco doctrinal que muchas veces oscurece la simplicidad de la fe.
 
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