Aclaremos esto de una buena vez...
¿Por qué la salvación debe sí o sí ser monergista, o sea una obra de un solo actor?
Porque el problema del hombre no se centra en su incapacidad de colaborar o no, sino en la irrevocable sentencia divina que pesa sobre él.
No se trata de lo que el hombre pueda o no pueda hacer en su estado de corrupción, sino de que Dios ya le había advertido que, con dicha corrupción, no podría aspirar a vivir para siempre, sino que ciertamente debería morir.
Tampoco esa sentencia se debió a una reacción impulsiva de Dios, sino a la incompatibilidad real de esa condición adquirida con la santidad y justicia divinas.
Por eso, no se trata de lo que el hombre pudiera hacer, ni siquiera de que reconozca el mal que hubiera hecho.
Su condición se volvió irreversible por el mismo carácter de Dios.
¿Se entiende?
No es que el hombre esté enfermo, sino que está definitivamente MUERTO para Dios.
Dios creó al hombre… y el hombre se suicidó.
Se pegó un tiro en la cabeza.
Lo echó todo a perder.
Dios quedó con muy poco margen de acción: O desistía de su creación, o intervenía directamente para resolver el desastre.
El hombre ya no podía hacer nada.
Estaba, completamente perdido si Dios no hubiera intervenido
Génesis 3:22
Y dijo Jehová Dios:
He aquí el hombre... que no alargue su mano, tome del árbol de la vida, y viva para siempre.