En efecto, la Escritura presenta la obra redentora como un acto único, completo y suficiente de Aquel que murió “por todos” antes de que nadie existiera (2 Co 5:18–19; Ro 5:8–10).
1. Representación federal universal
- Cristo, “segundo Adán”, actuó como representante de toda la humanidad (1 Co 15:22,45).
- En la cruz Él recibió el veredicto que correspondía a “todos” en Adán: muerte como pago del pecado (Mt 26:28; Ro 6:10).
2.Mediación de Uno a muchos
- El Padre “no reconcilia al mundo con Él” por medio de cada pecador, sino “en Cristo” (2 Co 5:19).
- Toda justicia de la Ley quedó satisfecha en Jesús (“Consumado es”, Jn 19:30).
3. Decreto previo a la existencia humana
- En el designio eterno de Dios, la muerte y resurrección de Cristo se aplican a “todos” antes de nuestro nacimiento (Ef 1:4–5; 1 P 1:20).
- No somos co‑autores de esa reconciliación: somos “injertados” en Él por fe (Ro 11:17–18).
4. Nuestra única responsabilidad
- No aportar méritos ni cooperar en la expiación (eso ya está consumado).
- “Escuchar” la palabra de gracia, creer en Cristo y obedecer por fe (He 11:6; Jn 6:40).
- Permanecer en Él, “a los pies de Jesús” como María, recibiendo su vida (Lc 10:39–42; Jn 15:4–5).
1. Representación federal universal
- Cristo, “segundo Adán”, actuó como representante de toda la humanidad (1 Co 15:22,45).
- En la cruz Él recibió el veredicto que correspondía a “todos” en Adán: muerte como pago del pecado (Mt 26:28; Ro 6:10).
2.Mediación de Uno a muchos
- El Padre “no reconcilia al mundo con Él” por medio de cada pecador, sino “en Cristo” (2 Co 5:19).
- Toda justicia de la Ley quedó satisfecha en Jesús (“Consumado es”, Jn 19:30).
3. Decreto previo a la existencia humana
- En el designio eterno de Dios, la muerte y resurrección de Cristo se aplican a “todos” antes de nuestro nacimiento (Ef 1:4–5; 1 P 1:20).
- No somos co‑autores de esa reconciliación: somos “injertados” en Él por fe (Ro 11:17–18).
4. Nuestra única responsabilidad
- No aportar méritos ni cooperar en la expiación (eso ya está consumado).
- “Escuchar” la palabra de gracia, creer en Cristo y obedecer por fe (He 11:6; Jn 6:40).
- Permanecer en Él, “a los pies de Jesús” como María, recibiendo su vida (Lc 10:39–42; Jn 15:4–5).
Conclusión práctica:
- Nada de la salvación depende de nuestra voluntad o esfuerzo.
- Todo depende de esconderse en la obra terminada de Cristo.
- Nuestra jornada es fe y esperanza: oír su voz, creer su palabra y aguardar su gloria.
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