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Para el calvinismo la gracia es irresistible y eficaz aunque solo es para los elegidos o sea limitada y no es rechazable.
Para el arminianismo es universal, resistible y cooperativa porque Dios da gracia a todo el mundo, pero cada uno decide libremente si la acepta o no.
¿Pero donde está el problema y por qué no coinciden en sus creencias?
Por un error estructural de fondo que comparten al reducir la salvación a una sola etapa, lo cual los obliga a forzar la gracia para que sea o limitada (calvinismo) o ineficaz en muchos casos (arminianismo).
En cambio, si vemos la salvación como un proceso en dos etapas, se resuelve la tensión teológica de raíz.
Doctrina de la Salvación en Dos Etapas
I. Primera etapa: La redención objetiva y universal.
En Adán todos mueren automáticamente, sin pedirlo. En Cristo, todos son comprados automáticamente, sin pedirlo.
“Así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (1 Co 15:2
Esta primera etapa es la obra de la cruz: allí se venció la muerte, el pecado y la ley para todos los hombres, sin distinción.
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no imputándoles sus pecados” (2 Co 5:19)
Esta obra no depende de la voluntad humana. Fue ejecutada unilateralmente por Dios como acto sustitutivo: Cristo en lugar de todos.
“El cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Ti 2:6)
Todo hombre, por haber sido asumido en esa obra, queda ya bajo el gobierno del Hijo, quien recibió todo juicio (Jn 5:22).
Es decir: la humanidad fue traspasada a la jurisdicción del nuevo Hombre.
II. Segunda etapa: La separación según el Señorío de Cristo.
Aunque todos fueron redimidos de la muerte, no todos irán a vida eterna.
La segunda etapa es el juicio del Hijo (Jn 5:27): él separará entre quienes fueron redimidos de la muerte.
“Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz... y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida; y los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Jn 5:28-29)
El Evangelio no ofrece salvación sino que proclama una salvación ya ejecutada.
El hombre no decide si la obra de Cristo se aplica a él, sino si ACEPTA el SEÑORÍO de Cristo o no.
“De cuán mayor castigo pensáis que será tenido el que pisoteare al Hijo de Dios...” (He 10:29)
III. Por qué esta visión resuelve el dilema
Conclusión:
La salvación no es una etapa única sino un proceso en dos actos:
Redención universal objetiva ejecutada por Cristo.
Juicio personal ejecutado por Cristo (Separación).
De esta manera:
Se honra la soberanía total de Dios (la gracia es acción, no oferta).
Se honra la justicia de Cristo (todos fueron salvados de la muerte).
Para el arminianismo es universal, resistible y cooperativa porque Dios da gracia a todo el mundo, pero cada uno decide libremente si la acepta o no.
¿Pero donde está el problema y por qué no coinciden en sus creencias?
Por un error estructural de fondo que comparten al reducir la salvación a una sola etapa, lo cual los obliga a forzar la gracia para que sea o limitada (calvinismo) o ineficaz en muchos casos (arminianismo).
En cambio, si vemos la salvación como un proceso en dos etapas, se resuelve la tensión teológica de raíz.
Doctrina de la Salvación en Dos Etapas
I. Primera etapa: La redención objetiva y universal.
En Adán todos mueren automáticamente, sin pedirlo. En Cristo, todos son comprados automáticamente, sin pedirlo.
“Así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (1 Co 15:2
Esta primera etapa es la obra de la cruz: allí se venció la muerte, el pecado y la ley para todos los hombres, sin distinción.
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no imputándoles sus pecados” (2 Co 5:19)
Esta obra no depende de la voluntad humana. Fue ejecutada unilateralmente por Dios como acto sustitutivo: Cristo en lugar de todos.
“El cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Ti 2:6)
Todo hombre, por haber sido asumido en esa obra, queda ya bajo el gobierno del Hijo, quien recibió todo juicio (Jn 5:22).
Es decir: la humanidad fue traspasada a la jurisdicción del nuevo Hombre.
II. Segunda etapa: La separación según el Señorío de Cristo.
Aunque todos fueron redimidos de la muerte, no todos irán a vida eterna.
La segunda etapa es el juicio del Hijo (Jn 5:27): él separará entre quienes fueron redimidos de la muerte.
“Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz... y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida; y los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Jn 5:28-29)
El Evangelio no ofrece salvación sino que proclama una salvación ya ejecutada.
El hombre no decide si la obra de Cristo se aplica a él, sino si ACEPTA el SEÑORÍO de Cristo o no.
“De cuán mayor castigo pensáis que será tenido el que pisoteare al Hijo de Dios...” (He 10:29)
III. Por qué esta visión resuelve el dilema
Tensión | Teologías clásicas | Sola Escritura |
---|---|---|
¿Por qué no todos se salvan si Cristo murió por todos? | Dicen que la gracia se limita o se rechaza. | Porque la salvación objetiva no garantiza la vida eterna: viene un juicio posterior. |
¿La gracia es resistible? | Arminiano: sí. Calvinista: no. | La gracia ya fue ejecutada: no se resiste, se acepta o se desprecia después de recibida. |
¿Cristo murió por todos o por algunos? | Discutido sin solución coherente. | Cristo murió por todos, y todos fueron transferidos al gobierno del Hijo, pero él juzgará a cada uno. |
¿Qué es el infierno entonces? | Para algunos: el castigo por no creer. Para otros: el destino de los no elegidos. | Es la sentencia justa sobre aquellos que, habiendo sido salvados de la muerte, no permanecieron en la vida. |
Conclusión:
La salvación no es una etapa única sino un proceso en dos actos:
Redención universal objetiva ejecutada por Cristo.
Juicio personal ejecutado por Cristo (Separación).
De esta manera:
Se honra la soberanía total de Dios (la gracia es acción, no oferta).
Se honra la justicia de Cristo (todos fueron salvados de la muerte).
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