Administrator

Administrador
  • La Biblia NO comienza con la caída.
  • La Biblia comienza con Dios, Su voluntad y Su propósito.
Génesis no arranca con Satanás, ni con el pecado, ni con la muerte.
Arranca con: “En el principio creó Dios…”

La historia comienza con Dios y con su propósito, no con el diablo.

Y en el Nuevo Testamento, el evangelio NO comienza con la necesidad del hombre caído.
Comienza con Cristo como el cumplimiento del propósito eterno:


Efesios 3:11
“El cual, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”.


Ese es el eje real.

LA SOTERIOLOGÍA CENTRADA EN EL HOMBRE


El Calvinismo, arminianismo, molinismo, provisionalismo…
todos giran alrededor de la caída del hombre:

  • ¿cómo se arregla el daño?
  • ¿cómo se rescata al pecador?
  • ¿quién puede creer?
  • ¿quién tiene culpa?
  • ¿quién tiene libre albedrío?
Es una teología reactiva.

En ese modelo, Dios parece como alguien obligado a reaccionar ante un problema causado por el diablo.

Y según cada sistema:

  • o Dios elige arbitrariamente
  • o Dios persuade
  • o Dios espera la respuesta humana
En cualquier caso:
Dios está respondiendo al desastre.

El centro pasa a ser la caída.
El diablo queda como detonante.
Y Dios queda como el que remienda.


LA SOTERIOLOGÍA CENTRADA EN EL PROPÓSITO


La Escritura no revela a Dios reaccionando.
Revela a Dios cumpliendo Su propósito a pesar del hombre y del diablo.

Y su propósito original era:

  • un hombre a Su imagen
  • que señoree
  • que sea Su representante en la creación
  • que manifieste Su gloria
Y esto no cambió jamás.

La caída no destruyó el propósito.
La caída solo demostró que Adán no era el hombre adecuado.

Por eso la solución no es arreglarlo ni resolver su caída,
sino formar un segundo hombre adecuado:

Cristo no vino a reparar el fracaso de la carne.
Cristo vino a cumplir el propósito original de Dios con el hombre.


LA SALVACIÓN ENTONCES ES LA SALVACIÓN DEL PROPÓSITO


No del fracaso.
No del infierno.
No del diablo.
 
Volver
Arriba