La humanidad de Jesús como un acto monergista de Dios


En el corazón del evangelio se anuncia que Jesús nació de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23).
Pero esta verdad no busca glorificar a María, sino revelar el origen divino y celestial del Salvador.
Lo extraordinario no es que María fuese virgen, eso lo son todas las mujeres antes de conocer varón, sino que siendo ella virgen concibió un hijo sin intervención humana, señalando que su concepción fue obra directa del Espíritu Santo (Lucas 1:35).

No de abajo, sino del cielo


Jesús no procede de la tierra.
Él mismo declara:

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo… y el pan que yo daré es mi carne” (Juan 6:51).

Y también:
“Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo” (Juan 8:23).

El origen de su carne es celestial.

No es producto de una reproducción humana ni mezcla divina con la naturaleza humana corrompida.
No es un espíritu encarnado en un cuerpo humano producido por María y ya existente, sino que es el Verbo divino venido en carne al mundo.
Un segundo hombre, un nuevo Adán en reemplazo del que cayó, engendrado directamente por Dios a partir del Verbo.
“Por lo cual, entrando en el mundo, dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo” (Hebreos 10:5).

Las escrituras no dicen que Dios usó un óvulo de María, sino que Dios mismo preparó su cuerpo.

Monergismo desde la concepción


El monergismo sostiene que la salvación procede solo de Dios, sin intervención ni colaboración humana. Si esto es así, entonces el salvador no puede proceder del hombre a salvar.

“El segundo hombre es del cielo” (1 Corintios 15:47).
“El Verbo fue hecho carne” (Juan 1:14).
“Salí del Padre y he venido al mundo” (Juan 16:28).

Jesús no fue formado a partir de María, sino que fue introducido en el mundo por el Padre.

Así como Adán fue formado directamente por Dios y no nació de mujer, el postrer Adán también fue formado directamente por Dios y vino del cielo. María fue instrumento, no fuente. Fue vaso, no co-creadora.


Jesús no puede proceder de una criatura

Si Jesús hombre proviene de María, entonces no puede ser anterior a ella.
Pero la Escritura dice:
“Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58).

Conclusión:

Dios lo hizo todo, sin intervención humana.
Por eso la salvación es segura: porque no depende del hombre en nada.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito...” (Juan 3:16).
 
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