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La doctrina de la elección incondicional ofrecía certeza frente a la angustia de la salvación: si Dios lo decretó, ese creyente no podía perderse. Esto trajo una consolación espiritual potente.
Justicia divina y perdón garantizado
El énfasis en la justicia plena de Cristo, aplicada de forma exclusiva y eficaz a los elegidos, daba estructura coherente al sistema de perdón y santificación, eliminando incertidumbres morales.
Poder pastoral y social
Calvino gobernó Ginebra con disciplina eclesiástica y social, creando una comunidad que vivía el evangelio en todos los ámbitos: familia, ciudad, economía y política quedaron cohesionados en torno a la teología reformada.
Atracción intelectual y apologética
Con una lógica interna potente, el Calvinismo ofrecía explicaciones sólidas sobre el misterio divino (predestinación, perseverancia, depravación total) y un modelo intelectual que se impuso en seminarios y universidades reformadas.
