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Mateo 12
30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.


El calvinismo no es cristo céntrico, es decreto céntrico.

Un sistema es realmente cristo céntrico cuando todo arranca y termina en la persona y en la obra de Cristo, no en un decreto abstracto y en un grupo de elegidos.


El esquema calvinista se ordena así:

  1. Primero, un decreto secreto donde Dios decide amar eficazmente sólo a algunos y dejar a otros sin provisión real.
  2. Sobre ese decreto, una cruz cuyo alcance se limita en la intención: “Cristo vino a morir por los predestinados”.
  3. Luego, una “gracia irresistible” aplicada solo a esos elegidos, para que crean.
  4. Recién después aparece la fe en Cristo como fruto de un trato previo, selectivo y cerrado.

Un grupo de personas elegidas desde la eternidad, para las cuales Cristo muere de manera exclusiva y a las cuales Dios obliga eficazmente a creer.
 
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