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¿Sabías que tu celular es tierra?​

El caso del teléfono: una lección sobre sustancia y propósito


Vivimos pegados al celular.
Lo usamos para trabajar, para estudiar, para comunicarnos, para todo.
Pero, ¿te detuviste alguna vez a pensar de qué está hecho tu celular?

La respuesta es simple y profunda: es pura tierra.

Tu teléfono está hecho íntegramente de materiales que provienen del suelo, como:

  • Silicio (para los chips y semiconductores),
  • Litio (para las baterías),
  • Aluminio, cobre y oro (para los circuitos y contactos),
  • Vidrio y plásticos (provenientes de minerales y compuestos orgánicos procesados),
  • Tierras raras como el neodimio o lantano (para vibradores, micrófonos, parlantes, pantallas).

Todo eso ya estaba en la tierra antes de que existiera el primer teléfono. Y siempre estuvo ahí.

Lo que no estaba era el diseño.
Lo que no estaba era el propósito.
Lo que no estaba era la inteligencia organizadora que convirtió tierra dispersa en una herramienta funcional.

¿Qué enseña esto sobre el hombre?


Dios hizo al hombre del polvo de la tierra.
Pero no por eso el hombre es simplemente polvo.
Así como un celular es más que su silicio, el hombre es más que su sustancia.

No es la materia lo que define la identidad, sino el diseño aplicado sobre esa materia.

Un mismo elemento como un transistor puede usarse en:

  • un celular,
  • un televisor,
  • una computadora,
  • una fuente de alimentación.
Lo que lo diferencia es la forma en que fue ensamblado y el propósito que le fue asignado.

¿Qué preferís: materia o diseño?


Cuando tenés que cortar una milanesa, ¿buscás un pedazo de plástico o buscás un cuchillo?

Y si el cuchillo es de metal, o de cerámica, o incluso descartable de plástico, no importa tanto.
Lo que importa es que esté bien diseñado para cumplir su función.

Así también con el hombre: lo que lo hace hombre no es que esté hecho de tierra, sino cómo fue formado y para qué fue formado.

“Y formó Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida; y fue el hombre en alma viviente.” (Génesis 2:7)

Reflexión final


Tu teléfono te acompaña a todos lados, pero no olvides que es una lección viva de Génesis 2:

  • Todo sale de la tierra.
  • Pero no todo es igual.
  • El valor está en la forma, el diseño y el propósito.
  • Y eso también aplica al hombre.

El polvo no tiene sentido hasta que alguien lo forma.
Y el alma no es un ente metido dentro del hombre, sino la experiencia viva de una forma con propósito, animada por el soplo de Dios.
 
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