1. El diagnóstico calvinista de la perdición humana
- Libre albedrío convertido en mal absoluto
Tras la caída, el hombre se “deprava totalmente” y su voluntad se vuelve esclava del pecado y jamás elegiría a Dios por sí mismo.
La ciencia adquirida en contra de la voluntad de su creador ha contaminado toda su capacidad: nada bueno puede salir de la carne caída.
- Solución calvinista: Gracia irresistible y elección soberana
Según el calvinismo Dios, en su soberanía, elige a algunos y les aplica una gracia regeneradora que les capacita forzosamente para creer.
Quienes no son elegidos permanecen en su perdición sin la posibilidad de salvación.
- Énfasis en la corrupción y el rechazo al mérito humano
El calvinismo niega todo mérito o cooperación de la criatura: la salvación es monergista (obra única de Dios).
El hombre es presentado como tan depravado que cualquier aportación suya —incluso la fe— deben venir de la gracia divina.
2. El enfoque de la Sustitución Real y Nueva Creación
- La perdición aunque tiene su raiz en la corrupción de la carne se apoya en una sentencia de muerte
El problema no es un “mal uso” del libre albedrío, sino una sentencia legal: “Ciertamente morirás” (Gn 2:17).
La Caída trae sobre la carne humana una pena de muerte irreversible bajo la ley: la vida dada por Dios se retira.
- Solución divina: un Segundo Hombre que conquiste bajo la ley
Dios no anula el libre albedrío ni quita el mérito humano sino que crea un Nuevo Hombre (Cristo) que nazca bajo la ley, obedezca perfectamente y ofrezca mérito humano pleno.
Jesús “alcanzó justicia” por su obediencia voluntaria (Fil 2:8), pagando la pena de muerte sin pecado que lo retuviera.
- Muerte y resurrección: restitución de la esperanza
La cruz ejecuta la sentencia sobre el viejo Adán (nuestro viejo hombre muere en Cristo, Ro 6:6).
La resurrección inaugura la Nueva Creación: quienes están “en Cristo” reciben vida eterna por fe, mientras que los contumaces resucitan para separación definitiva.
- Libre albedrío y mérito restaurados
El Nuevo Hombre muestra que el libre albedrío funciona correctamente cuando la carne no está corrompida.
Los elegidos son llamados a responder por fe, pero la fe no es un don arbitrario: es la respuesta adecuada al anuncio de la obra consumada de Cristo.
3. ¿Por qué triunfa la Sustitución Real sobre el calvinismo?
Conclusión:
Mientras el calvinismo reacciona al diagnóstico de corrupción suprimiendo el libre albedrío y negando todo mérito humano, la Teología de la Sustitución Real lo reinterpreta: la verdadera perdición es la muerte decretada, y Dios la resuelve creando un Hombre nuevo que usa su libertad para obedecer perfectamente. Su muerte vicaria y resurrección restituyen la esperanza legalmente extinguida, y su mérito humano se ofrece como base para que por fe participemos de esa victoria.
- Libre albedrío convertido en mal absoluto
Tras la caída, el hombre se “deprava totalmente” y su voluntad se vuelve esclava del pecado y jamás elegiría a Dios por sí mismo.
La ciencia adquirida en contra de la voluntad de su creador ha contaminado toda su capacidad: nada bueno puede salir de la carne caída.
- Solución calvinista: Gracia irresistible y elección soberana
Según el calvinismo Dios, en su soberanía, elige a algunos y les aplica una gracia regeneradora que les capacita forzosamente para creer.
Quienes no son elegidos permanecen en su perdición sin la posibilidad de salvación.
- Énfasis en la corrupción y el rechazo al mérito humano
El calvinismo niega todo mérito o cooperación de la criatura: la salvación es monergista (obra única de Dios).
El hombre es presentado como tan depravado que cualquier aportación suya —incluso la fe— deben venir de la gracia divina.
2. El enfoque de la Sustitución Real y Nueva Creación
- La perdición aunque tiene su raiz en la corrupción de la carne se apoya en una sentencia de muerte
El problema no es un “mal uso” del libre albedrío, sino una sentencia legal: “Ciertamente morirás” (Gn 2:17).
La Caída trae sobre la carne humana una pena de muerte irreversible bajo la ley: la vida dada por Dios se retira.
- Solución divina: un Segundo Hombre que conquiste bajo la ley
Dios no anula el libre albedrío ni quita el mérito humano sino que crea un Nuevo Hombre (Cristo) que nazca bajo la ley, obedezca perfectamente y ofrezca mérito humano pleno.
Jesús “alcanzó justicia” por su obediencia voluntaria (Fil 2:8), pagando la pena de muerte sin pecado que lo retuviera.
- Muerte y resurrección: restitución de la esperanza
La cruz ejecuta la sentencia sobre el viejo Adán (nuestro viejo hombre muere en Cristo, Ro 6:6).
La resurrección inaugura la Nueva Creación: quienes están “en Cristo” reciben vida eterna por fe, mientras que los contumaces resucitan para separación definitiva.
- Libre albedrío y mérito restaurados
El Nuevo Hombre muestra que el libre albedrío funciona correctamente cuando la carne no está corrompida.
Los elegidos son llamados a responder por fe, pero la fe no es un don arbitrario: es la respuesta adecuada al anuncio de la obra consumada de Cristo.
3. ¿Por qué triunfa la Sustitución Real sobre el calvinismo?
Aspecto | Calvinismo | Sustitución Real |
---|---|---|
Origen de la perdición | Voluntad humana corrompida (depravación) | Sentencia de muerte legal por pecado |
Solución | Gracia irresistible que quita libre albedrío a unos elegidos | Segundo Hombre que cumple la ley y paga con su muerte |
Papel del mérito | Completamente rechazado | Mérito humano de Cristo como obediencia perfecta |
Libre albedrío | Anulado en el viejo hombre | Restaurado en el Nuevo Hombre |
Resultado final | Elección arbitraria | Unión por fe con quien ya venció la muerte |
Conclusión:
Mientras el calvinismo reacciona al diagnóstico de corrupción suprimiendo el libre albedrío y negando todo mérito humano, la Teología de la Sustitución Real lo reinterpreta: la verdadera perdición es la muerte decretada, y Dios la resuelve creando un Hombre nuevo que usa su libertad para obedecer perfectamente. Su muerte vicaria y resurrección restituyen la esperanza legalmente extinguida, y su mérito humano se ofrece como base para que por fe participemos de esa victoria.