Salmo51

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El Verbo no fue hecho espermatozoide sino hombre

Este es un punto teológico crucial. El Verbo (Juan 1:1) es una persona.
Reducirlo a una "cosa", un componente biológico (un gameto), para unirlo con otra "cosa" (un óvulo) no es solo una degradación sino su destrucción.

El Verbo no aportó una parte de Jesús, Él se hizo carne (Juan 1:14).
Jesús es el Verbo hecho hombre.

Juan 1:14 dice: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros.”
Esta afirmación ha sido entendida como un cambio de condición completo, no parcial, ni en partes.
Por tanto, afirmar que el Verbo se convirtió en un espermatozoide para fecundar un óvulo es teológicamente grave y conceptualmente aberrante por varias razones:

  • A) Reduce al Verbo eterno, persona divina, preexistente, gloriosa, a una célula, una cosa material que necesita un complemento genético para “completarse”.
  • B) Implica que la humanidad de Cristo es el resultado de una mezcla de sustancias. Una parte divina (el Verbo hecho espermatozoide) y una parte humana (el óvulo de María). Pero la Escritura no dice que el Verbo “se mezcló” con carne, sino que “fue hecho carne”. No hay hibridación sino cambio de forma.
  • C) Obliga a aceptar que la humanidad de Cristo deriva de un molde y sustancia contaminada por el pecado, al salir de un óvulo de María, quien confiesa necesitar un Salvador (Lucas 1:47). La doctrina católica de la “inmaculada concepción” es un intento forzado de resolver ese problema; pero es completamente innecesario. Hebreos 10:5 afirma: “Me preparaste cuerpo.”
 
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