Es falso. Tal cual.
No hay un solo versículo en los 66 libros del canon que lo afirme.
Es una tradición inventada para "resolver" un problema que no existe si se entiende el punto anterior.
Cuando la Biblia quiere conectar a Jesús con David, siempre lo hace a través de José.
El ángel le dice a José: "José, hijo de David..." (Mateo 1:20). A María le dice que su hijo "reinará sobre la casa de Jacob... y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:33), lo cual es una promesa davídica, pero el vínculo de linaje se establece en José.
Uno de los errores más comunes en interpretaciones tradicionales es suponer que María desciende genéticamente de David.
La Biblia nunca afirma esto.
De hecho, cada vez que el linaje davídico es mencionado, es por medio de José (Mateo 1:20: “José, hijo de David…”; Lucas 1:27: “…una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David”).
Esta omisión no es casual, ni error editorial.
El Espíritu Santo no pasaría por alto un dato si fuera importante.
Si María hubiera sido “hija de David”, sería esencial afirmarlo para legitimar la descendencia de Jesús… pero no lo hace.
¿Por qué?
Porque Jesús no necesita ser “hijo de David” genéticamente, sino por promesa.
La Escritura enseña que no los hijos de la carne son los que cuentan para Dios, sino los hijos de la promesa (Romanos 9:8).
Isaac va a representar al Hijo de la promesa, la Simiente Santa y por eso Dios le pide a Abraham que lo sacrifique.
El linaje carnal es relevante solo como sombra, pero lo que se cumple en Jesús es la sustancia de la promesa, y esa pasa por José como padre legal y no por María.
No hay un solo versículo en los 66 libros del canon que lo afirme.
Es una tradición inventada para "resolver" un problema que no existe si se entiende el punto anterior.
Cuando la Biblia quiere conectar a Jesús con David, siempre lo hace a través de José.
El ángel le dice a José: "José, hijo de David..." (Mateo 1:20). A María le dice que su hijo "reinará sobre la casa de Jacob... y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:33), lo cual es una promesa davídica, pero el vínculo de linaje se establece en José.
Uno de los errores más comunes en interpretaciones tradicionales es suponer que María desciende genéticamente de David.
La Biblia nunca afirma esto.
De hecho, cada vez que el linaje davídico es mencionado, es por medio de José (Mateo 1:20: “José, hijo de David…”; Lucas 1:27: “…una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David”).
Esta omisión no es casual, ni error editorial.
El Espíritu Santo no pasaría por alto un dato si fuera importante.
Si María hubiera sido “hija de David”, sería esencial afirmarlo para legitimar la descendencia de Jesús… pero no lo hace.
¿Por qué?
Porque Jesús no necesita ser “hijo de David” genéticamente, sino por promesa.
La Escritura enseña que no los hijos de la carne son los que cuentan para Dios, sino los hijos de la promesa (Romanos 9:8).
Isaac va a representar al Hijo de la promesa, la Simiente Santa y por eso Dios le pide a Abraham que lo sacrifique.
El linaje carnal es relevante solo como sombra, pero lo que se cumple en Jesús es la sustancia de la promesa, y esa pasa por José como padre legal y no por María.